Las necesidades de micronutrientes de la madre aumentan antes, durante y después del embarazo. Las vitaminas B6, B9 y B12, implicadas en la metilación del ADN, así como el zinc, desempeñan un papel fundamental en la replicación celular y, por consiguiente, en el crecimiento fetal. El hierro, el zinc, el magnesio, el selenio, el manganeso y las vitaminas A, C, D y E tienen propiedades antioxidantes y pueden ayudar a prevenir la anemia, la preeclampsia y el parto prematuro. El yodo, en este caso combinado con selenio, vitaminas E y C, además de zinc y hierro, ayuda a mantener la función tiroidea de la madre y puede promover significativamente el desarrollo cerebral del feto. El magnesio reduce los cólicos durante el embarazo y la vitamina B6 ayuda a regular la actividad hormonal.
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