Los puerros, que alguna vez fueron apreciados por nuestros abuelos, cocinados incansablemente en caldo y sopa, recordaban las canciones del gran George Brassens: atemporales, pero un poco anticuados. Para quitarle un par de charentaises, nuestro Chef llevó esta refinada y preciada verdura a un viaje hacia tierras inexploradas: le añadió una cucharada de nata y una pizca de curry y aquí está nuestro delicioso puerro desenfrenado.| ¿Por qué este platillo es tan bueno? Porque definitivamente algunas verduras son más reconfortantes que otras. Quizás sea por su dulzura o por la modo ¿Dónde los cocinaban nuestras madres? Decidimos combinar ambos, obteniendo una fondue perfectamente cremosa enriquecida en el último momento con una pizca de curry y la cantidad justa de bacalao. Lo amo mucho...
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